lunes, 17 de diciembre de 2012

SIMULACIONES EN LA POLITICA CIENTIFICA




EL PLACTED

En octubre de 2010 se creo en el ámbito del Mincyt, el “Programa de Estudios sobre el Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Desarrollo” (PLACTED) con el pomposo objetivo de promover la difusión, debate y producción de conocimientos sobre el Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Desarrollo, en referencia a la corriente de fines de los años sesenta y la década del setenta que agrupo a un conjunto de científicos y tecnólogos que “coincidían en el cuestionamiento a la neutralidad y a la universalidad del desarrollo científico y tecnológico”. Postulando “la necesidad de desarrollar una ciencia y una tecnología a escala nacional vinculadas con los problemas productivos y sociales locales, y de adquirir autonomía de las desarrolladas en los países centrales”

Los objetivos del PLACTED proponen “recuperar, promover y difundir la producción académica del Pensamiento Latinoamericano en Ciencia, Tecnología y Desarrollo en nuestro país y la región. Analizar los desafíos actuales del sector CTI a la luz del Pensamiento Latinoamericano como insumo estratégico para la definición de políticas públicas que promuevan la autonomía científica, tecnológica e innovativa. Promover la vinculación entre las actividades científicas, tecnológicas e innovativas con las demandas productivas y sociales locales.

PORQUE SE CREA EL PLACTED.

La política de concentración de recursos y la concepción de generar conocimiento destinado a ser tratado como mercadería transferible al sector privado, acompañada de la paulatina privatización de los centros del aparato científico universitario y no universitario requirió crear un lugar desde donde se propusiera una explicación legitimadora de la política del Mincyt partiendo de las líneas del pensamiento latinoamericano que Varsavsky y Rolando García sostuvieron. Es justo decir que acompañan de distinta manera en esta empresa oficial, de recupero del ideario del 70, Universidades como la de Quilmes y Lanus. 

Pero lo cierto es que el pensamiento latinoamericano de los 60 y 70, en plena efervescencia revolucionaria, estaba precisamente intentado superar la discusión de la etapa desarrollista  jaqueando al cientificismo.
Imaginaba un modelo de ciencia que no miraba al mercado sino al pueblo y su relación con la producción del conocimiento. Había una crítica incipiente a lo que llamamos modernidad cuando proponía una ciencia emancipada y fundamentalmente, democéntrica opuesta a las de la política que hoy desarrolla el Mincyt de cuño mercadocentrico.

PASADO Y PRESENTE

Oscar Varsavsky, uno de los referentes de aquel pensamiento, decía: “la posibilidad de que el simple desarrollo científico y tecnológico a la manera del hemisferio norte, facilitara el cambio, a la larga era muy atractiva frente a la escasez de alternativas” ([1]) se esbozaba aquí una explícita crítica al modelo de desarrollo subordinado que ya era ineludible en aquellos años y que no pintaba tener la intención de revisar las bases del paradigma de sentido que exploraba Varsavsky.
A tal punto que en Varsavsky en 1972, distinguía dos estilos culturalmente dependientes en ciencia, el desarrollista y el neocolonial creados a imagen de la ciencia del hemisferio norte. Ciencia universal, única, neutra, libre, con el objetivo de buscar la certeza. Mientras el desarrollismo veía en la ciencia el instrumento para lograr sus objetivos, para el neocolonialismo, la ciencia, era un artículo suntuario destinado a sus elites. Y sostenía que la ciencia es un instrumento indispensable pero además un fin en sí misma ya que es la manera de satisfacer la necesidad vital de comprender el mundo ([2])
Estaba convencido que la crítica al cientificismo -todavía no reciclado en el neodesarrollismo como hoy- debía ser acompañada por una transformación de instrumentos, estrategias, rupturas epistémicas que pusieran al trabajador científico en el lugar de transformación social. No el de proveedor de conocimientos para la industria privada. Su crítica era a la neutralidad y universalidad de la ciencia y a mercantilizar el conocimiento y no incluía privatizar sus objetivos primero y luego sus instituciones. Advertía así que el desarrollismo era incompatible con los objetivos de la liberación nacional porque producía dependencia encandilado por el fetiche del consumo y la tecnología de punta.
Por eso Varsavsky señala que “la ciencia no crea todos los instrumentos” para que el científico pueda explorar la realidad con objetividad, “sino solo aquellos que el sistema le estimula a crear”. Varsavsky intuía que los fuertes intereses internacionales en juego, desplegarían las formas de conocimiento tecnológico necesario y más apto para suplir sus demandas y no necesariamente las requeridas para la transformación de la sociedad lejos de la idea del Mincyt que cree que desafiar la universalidad, neutralidad y certeza de la ciencia es aplicar la lógica de las transnacionales y sus sucursales locales.

CIENCIA, CIENTIFICISMO Y CORPORACIONES

Todavía más explícitamente dice al respecto que: “la ciencia deja de ser una aventura creativa para transformarse en una inversión rentable que figura en la cuenta de capital de las empresas con su etiqueta masificadora y se hace con empleados, con subsidios a universidades o con institutos y universidades propias”.
Desde aquella percepción, hemos “mejorado”. Tal como plantea el discurso oficial, hoy parece virtuoso alquilar universidades y/o institutos pagados por la sociedad toda para que provean sobre pedido el conocimiento que incremente oportunidades de negocios para las empresas. Esta mercantilización del conocimiento es el corazón de la política promovida desde el gobierno. Insinuada en los liberales 90. Se perfecciona en los últimos años y es donde mejor se ve la pátina neoliberal aggiornada con un discurso neodesarrollista de cara a satisfacer el mercado global. Aunque esto implique hipotecar lo que queda del sistema científico argentino.
Esta lógica trae y atrae la colonización de grandes organizaciones o fundaciones. Así como en los 60 veíamos a la Ford, Rockefeller, Carnegie, NSF, NIH, BID, AID, que subsidiaban directa o indirectamente a investigadores, hoy son Harvard, Max Planck, entre otras, que ligadas a intereses y demandas centrales desembarcan físicamente para direccionar el desarrollo de sentido y programas de nuestra colonia científica.
Nadie en su sano juicio pensará que esas organizaciones son organizaciones de ayuda humanitaria. Son instrumentos de control de la matriz colonial del poder en la que estamos inmersos. El aparato científico esta desintegrado y es dependiente al punto que un 70 % se financia todavía con deuda externa. Mas allá de la o las Tecnópolis que quieran inventar, qué autonomía puede esperarse cuando la demanda la conducen las gigantes empresas transnacionales y sus testaferros locales?
Varsavsky y otros plantearon todo lo contrario. Ellos creían en una ciencia creativa, crítica, que diera lugar a la ruptura de marcos epistémicos que estuviera al servicio del camino emancipatorio de los pueblos, no el de las empresas.
El cientificismo, fue fuertemente criticado en los 60 y 70. Sin embargo hoy el cientificismo mientras se desentiende convenientemente de la “verdad” es absolutamente necesario para que la tecnociencia sostenga la ilusión de la “certeza” y la “neutralidad” del conocimiento técnico, como sucede con el discurso oficial elaborado alrededor de la virtud indiscutible de las biotecnologías entre otras. Desde alli aborta el pensamiento crítico y la revisión permanente de la dirección y conveniencia del desarrollo científico y rol político del conocimiento y desarrollo disciplinar. Mientras por otro lado adopta la posición dominante internacional del poder político y económico que sostiene el desarrollo neocapitalista. De manera que al cerrar en que la tecnociencia es neutral, -ahora se llama sustentable- contradice el punto central de la posición de Varsavsky.
En la real politik del Mincyt, el maquillaje que proponen los funcionarios del PLACTED, ha resultado insuficiente. Lo denuncia el diseño del desarrollo disciplinar y las estrategias ajustadas a la demanda de las corporaciones, la concepción empresarial de la gestión durante la producción de conocimiento, la internacionalización y globalización de la ciencia, , ambas anticipadas por Varsavsky, la adopción en las instituciones científicas públicas de la lógica propia de sociedades anónimas y la apropiación por patentamiento de la naturaleza, y el desembarco de instituciones científicas y los convenios con universidades extranjeras en función de modelos y necesidades foráneas que vienen atraídas por las ventajas que generan los agujeros normativos y regulatorios. El propósito del Mincyt aparece sin filtros en distintas expresiones del Ministro del área:
“Creo que estamos ante un cambio muy importante porque prácticamente todos los días hay una cita –hablando- de un investigador del Conicet en algún medio hablando sobre economía, política y un largo etcétera”.
“Yo creo que tenemos dos alternativas, o nos incorporamos dignamente en esta economía globalizada o pasamos a ser una especie de reserva ecológica de la Costanera Sur del continente latinoamericano”.
“Hoy un chico que estudia ingeniería, química, biología tiene no solo la posibilidad de ser empleado sino también de tener su propia empresa”.
“pero si vos a un adolescente le decis que a los 25 años puede tener empresa auto casa, creo que es un estimulo mas adecuado”.

BLOQUEO DE LA CRÍTICA DECOLONIAL

La invisibilización que aplica el PLACTED apela al reclutamiento de “expertos” que den conferencias confinando la palabra autorizada a los saberes disciplinares específicos que reafirmen el discurso oficial e impidiendo la libre circulación de miradas de todos aquellos críticos u objetores que exploran las complejidades del desarrollo, sus emergentes y consecuencias. Esto de arrinconar en los saberes específicos los instrumentos de análisis y comprensión, es también un viejo truco del reduccionismo cientificista tendiente a preservar una vez más la “certeza” y la “neutralidad” del conocimiento científico.
El PLACTED no es un lugar de debate ni una plataforma emancipadora y heredera de ideales de los 60-70 sino que confirma que la política de ciencia y tecnología actual, no responde a la historia de las ideas que circularon en aquellos décadas. Necesita legitimarse tomando prestadas ideas y gestas que probablemente ni siquiera son comprendidas por los tecnócratas que lo dirigen. 
Sí es una usina de “adoctrinamiento y cooptación” de individuos y grupos medianamente críticos. Recurriendo a un relato que apela a la palabra indiscutida de Varsavsky, el Mincyt avanza en la decisión política de acomodar el conocimiento a la necesidad del sector privado y la oportunidad de negocios. Ese maquillaje que asocia las ideas de Varsavsky con la política científica actual se desvanece cuando escribe:
"La ciencia actual, en resumen, está adaptada a las necesidades de un sistema social cuyo factor dinámico es la producción industrial masificada, diversificada, de rápida obsolescencia; cuyo principal problema es vender –crear consumidores, ampliar mercados, crear nuevas necesidades o como quiera decirse- y cuya institución típica es el gran consorcio, modelo de organización y filosofía para las fuerzas armadas, el gobierno y las universidades.(...) Esto se refleja, hemos visto, en la ciencia actual de todo el mundo: en los países desarrollados por adaptación, y en los demás por seguidismo, por colonialismo científico. El que aspire a una sociedad diferente no tendrá inconvenientes en imaginar una manera de hacer ciencia muy distinta de la actual. Más aún, no tendrá más remedio que desarrollar una ciencia diferente".

La idea opuesta a esta idea aparece en un reportaje en el Diplo de Junio 2011, donde el ministro Barañao insistía en su concepción empresarial globalizante: 
“queremos vender ciencia como se les ha vendido cerveza a los jóvenes. Sabemos que la ciencia sin Hollywood no va a ningún lado. A la ciencia argentina le hace falta marketing”.
“Sabemos que la ciencia sin Hollywood no va a ningún lado. Si no hay un cambio de los arquetipos que se transmiten no hay financiamiento ni planificación que vaya a funcionar. Lamentablemente, sigue perdurando la idea del científico como el viejito loco. A la ciencia argentina le hace falta marketing”

“Nuestra lógica no es “¿qué es importante saber?” sino “¿qué conocimiento necesito yo para obtener un determinado resultado?”.

Es necesario insistir en que Varsavsky no celebra el modelo tecnocientífico masificado y hoy globalizado que usa la tecnología como elemento de dominación y saqueo extractivista. Lo que sugiere es que nuestros países necesitaran, si quieren tener sociedades diferentes (mas justas, mas soberanas, mas libres y comprometidas con el sentido de la ciencia), desarrollar, inventar, descubrir formas y sentidos de ciencia que dirija su mirada a la sociedad no a las demandas de apropiación y control de los conjuntos corporativos que determina el mercado global y su inserción en el.
El neodesarrollismo extractivista de nuestro país, no apuesta a la liberación del pueblo ni siquiera piensa en el control social en la política de ciencia y técnica ideal de los 70. Apuesta a una decisión surperestructural – el Estado- como instrumento que permite participar de la globalización más allá de buscar y promover aquello que sería necesario para el bienestar popular.  
Apuesta a seguir las líneas del hegemon liberal por miedo a desembarcarse de la globalización mientras atempera los efectos neoliberales con políticas de descompresión. Reduciendo a la ciencia a una idea salvacionista con su infinita capacidad remediativa. Pero el episteme de lo neocolonial está allí instalado desde hace mucho, incólume y mas pleno que nunca. Como dice Colin Crouch, el neoliberalismo que nutre lo colonial, ya no se consagra exclusivamente al libre mercado, sino que esta más bien dedicado al dominio de la vida pública por parte de las grandes corporaciones transnacionales. Estas compran territorio y regímenes, mientras los gobiernos residuales tercerizan actividades que le son propias a empresas privadas involucrándolas en el diseño de las políticas públicas. 


[1] Ciencia política y cientificismo. Centro Editor de America Latina, 1969. (Todas la citas del texto, excepto las indicadas, pertenecen a este libro)
[2] Hacia una política científica nacional. Ed. Periferia, 1972.

jueves, 30 de agosto de 2012

Un nuevo veneno, el glufosinato


Relatar los hechos respecto del avance de agronegocios en la región latinoamericana, hace necesario señalar que a la voracidad de un sector productivo y a los intereses estratégicos de las transnacionales y su propuesta tecnológica, hay que agregar la actitud de gobierno nacional que no solo espera retenciones crecientes sino que se empeña en apostar a la desnacionalización incrementado la dependencia con un modelo que hace cada vez mas frágil a la Argentina frente a las decisiones geopolíticas de los países centrales. (ver opinión de Monsanto. Clarín 29-08-2012, pagina 30).
Como forma de confrontar relato, la contraofensiva descripta por Clarín, se expreso en que mientras se esperaba la sentencia del tribunal cordobés por la demanda de las Madres de Ituzaingo, la Secretaria de Agricultura hacia publica la resolución firmada por su titular Lorenzo Basso (ex Decano de la Facultad de Agronomía de la UBA) aprobando una nueva semilla de soja: Intacta RR2 que contiene transgenes para resistencia al glifosato y para producir toxina insecticida (Bt). Esta semilla patentada por Monsanto, obligara a los productores a pagar regalías de por vida mediante convenios de orden privado con la empresa transnacional. Es transparente Norberto Yahuar, Ministro de Agricultura, cuando anuncia, en la presentación de la semilla RR2 de Monsanto, una nueva ley de semillas que limitara el Uso Propio (guardar parte de la semilla para la próxima cosecha) para demostrar al mundo que se reconoce ese valor intelectual en tecnología, que desarrollan los privados (Pagina12 22-08-2012, pagina 7). Según Clarín el acuerdo funcionará así: “cuando el productor compre semilla de soja certificada pagará el derecho fijado. Pero si no lo hiciese, al vender sus granos se realizará un sencillo test que permite detectar la presencia de los genes buscados. Y si el resultado fuera positivo el comprador del grano cobrará a cuenta del desarrollador las regalías pendientes, más caras que al principio”.
Intacta RR2 es el evento numero 27 aprobado por Agricultura en un tramite que la misma empresa reconoce, se acelero después que la Presidenta escucho en su visita a EEUU los anuncios de multimillonarias inversiones de Monsanto en Argentina (1500 millones de dólares en una planta productora de maíz, en Malvinas Argentinas, Córdoba que producirá semilla para 3.5 millones de ha, y 170 millones de dólares de dos plantas experimentales en Córdoba y Tucumán, ver Clarín 22-08-2012, pagina 23). Sin embargo menos publicitado es el hecho que desde 2011 hasta la fecha se aprobaron 10 eventos transgénicos de maíz y soja distribuidos entre Bayer, Monsanto y Syngenta. Estas autorizaciones, que involucran informes del INTA, están en registro con la lógica del PAN (plan alimentario nacional) que dispone para la próxima década un incremento de la superficie agrícola del orden del 27%, incorporando al modelo agrícola 10 millones a los actuales 34 millones de ha, de los cuales 71.5% está dedicada a producir el 100% de maíz, de soja y algodón con semillas transgénicas. (ver Ministerio de Agricultura Ganadería y Pesca: http://64.76.123.202/site/agricultura/biotecnologia/55-ogm_comerciales/index.php)
Este aumento de la superficie de cultivos transgénicos implica el corrimiento de la frontera norte a expensa de deforestaciones de bosques y selvas, desalojos de pueblos originarios e incremento del volumen de agroquímicos. Todo en función de la voracidad de las transnacionales y de las políticas de los países centrales en busca del control del territorio y por lo tanto mayor control social con la producción extractiva de alimentos. Los conflictos con los pueblos de las provincias del norte, la instalación del Comando Sur en el Chaco con la “misión de ayuda y desarrollo tecnológico” o el impúdico involucramiento de las transnacionales asociadas a los agronegocios en el golpe al Estado Paraguayo, hace evidente la ofensiva de los negocios globales que pretende cerrar las brechas de territorio norte de nuestro país en un solo bloque con Paraguay, Uruguay, Argentina, Bolivia, Brasil y Argentina unificando tecnologías y modalidades. Este devenir, en su lógica, no es diferente a la campaña del desierto de Roca en los 80’s, donde el objetivo del desalojo genocida y control territorial fue la expansión ganadera con los Remington. Hoy se facilita en beneficio del conglomerado productivo sojero y las corporaciones transnacionales, bajo el paraguas habilitante del poder político.
Los 27 transgénicos aprobados comercialmente desde el 1996, un verdadero ariete tecnológico, imponen prácticas inherentes del modelo, No solo cuestionables por los efectos en los ecosistemas y demás variables físicas de suelos, sino por el incremento de la contaminación química con sus consecuencias en salud ambiental.  Además, un futuro impredecible aparece por la elusiva viabilidad y sustentabilidad de la transgénesis. En particular por la ausencia de discusión acerca de las incertidumbres del procedimiento tecnológico y por el silencio de la mayoría de la comunidad científica acerca de las consecuencias de intervenir el delicado natural equilibrio evolutivo de los genomas. Sabemos demasiado poco para jugar a crear naturalezas alternativas o pensar en acelerar o desviar procesos evolutivos con impunidad. (ver, GMO Myths and Truths June 2012, http://earthopensource.org/).
Pero hay un aspecto interesante a considerar en lo inmediato en la Argentina, es que 5 de esos 10 eventos transgénicos aprobados, 3 de maíz y 2 de soja, combinan la resistencia al glifosato con otra al glufosinato de amonio (un bloqueante de la síntesis del aminoácido glutamina) para reforzar los efectos de aquel. La necesidad de asociar en las nuevas semillas el glifosato con el glufosinato, da cuenta de las inconsistencias de la tecnología de los transgénicos tanto en su construcción y como en su comportamiento en el tiempo. Sin embargo se sigue huyendo hacia delante intentando remediar las debilidades conceptuales de la tecnología transgénica, con soluciones que tienden a ser cada vez más peligrosas.
Llamativamente BAYER, el segundo mayor productor de pesticidas del mundo, recientemente anunció que retirará del mercado los pesticidas más peligrosos de la clase1. En ese marco, la organización “Coordinacion contra los peligros de Bayer” pidio que se retirara de todo el mundo la venta el herbicida a base de glufosinato (Liberty) que ya que ha sido clasificado como peligroso por provocar malformaciones e incluido en la lista de 22 pesticidas que van a desaparecer del mercado en base de la nuevas normas de la Union Europea. Quizas por eso hace poco menos de un año Bayer retiro a Liberty del mercado aleman. Aunque tambien, hace casi tres años, Bayer inauguro en Huert cerca de Colonia, Alemania, una planta de glufosinato para exportarlo a paises fuera de la Union Europea. Es la muestra de las politicas de las transnacionales hacia los países proveedores de transgénicos como el nuestro, que en un año aprobo 5 semillas resistentes a la combinacion glifosato-glufosinato. (nota de prensa de Coordinación contra los peligros de BAYER,  BAYER retira del mercado pesticidas letales, 2011 y Documento de la European Food Safety Authority Scientific Report, paginas 13 y14, 2005, http://www.efsa.eu.int). Es lo lógico pensar que a los efectos del glifosato las nuevas semillas complicaran el panorama de los impacto en salud animal y humana. El glufosinato en animales se ha revelado con efectos devastadores. En ratones glufosinato produce convulsiones, estimula la produccion de oxido nitroso y muerte celular en el cerebro. Con claros efectos teratogenicos se han descripto hipoplasia (reduccion o pérdida) del prosencefalo, arcos branquiales y extremidades con o sin tubo neural abierto. Todos indicios de un serio compromiso del desarrollo normal del neuroepitelio y probablemente de las crestas neurales. (Watanbe and Iwase, Teratogenesis, Carcinogenesis and Mutagenesis 16: 287-299, 1996). 
La adopción por parte del cientificismo productivista de encontrar en la tecnologia una virtud inmanente, responde a un modelo de ciencia que en verdad está dirigido desplazar reflexion y critica sobre la modernidad y fragmentar la propiedad social del conocimiento para privatizarlo. La financiación de ciencia y tecnologia con inversiones estatales como las otorgadas al grupo Sigman para la fabricación de vacunas o anticuerpos monoclonares son producto de un “capitalismo del conocimiento” presentado como resguardo de la autonomía nacional. Pero que en verdad está dirigida a naturalizar y afianzar mecanismos de apropiación por la corporaciones y sobre todo lograr para ellas el control del desarrollo del conocimiento.

Andrés E. Carrasco

martes, 17 de enero de 2012

El Famatina no se pudo tocar !!!!!

Desde Famatina 16 de enero 2012-01-17

Hay gente defiende, en su lucha, lo que posee. Otra, mas genuina, defiende lo le da vida, aquello le embellece el espíritu, que los hace mejores, aquello inmaterial que los hace únicos. Esto es lo que defiende el pueblo de Famatina en su lucha contra el modelo que intenta pasarlos por la maquina de un progreso sin sentido. Que le propone cambiar el sentido de su vida por la avaricia del oro y minerales que necesitan los bancos y las maquinas de mundos lejanos. Los pueblos riojanos de Famatina y Chilecito, acompañados por cientos de pueblos de la cordillera y la pampa sojera han demostrado que se puede derrotar lo que aparece como imposible usando la voluntad y la pasión. Han vuelto a demostrar que el Famatina símbolo de su tierra, de sus amores, de sus sueños NO SE TOCA.
Han derrotado no solo a otro gobierno riojano (antes el de Maza) sino que le han puesto un sello definitivo a la épica de la defensa del territorio erigiéndose en referencia futura imprescindible de las luchas cordilleranas. Defender el territorio, sus dones y bienes naturales es el modo que toma, en nuestros países, la defensa de la vida ante un progreso saqueador que acumula renta para pocos. Con nada mas que la fuerza de la convicción hombres y sobre todo mujeres de oeste riojanos le han dicho BASTA a la rapiña extranjera y a la sumisión de los gobiernos nacional y provincial a la actual etapa del capitalismo globalizante. Han defendido la soberanía como el mejor de los ejércitos y sin armas. Se puede, se dijeron y se pudo y aquellos que les creímos estamos orgullosos de vernos y sentirnos parte de ellos.
Es una bisagra en las luchas por el control del territorio. Nada será igual de ahora en adelante para el poder político-económico que impone el modelo de dependencia. Es hora de pueblos y puebladas que retoman el control de sus destinos nunca delegados en los votos y de una democracia no participativa convertida en cáscara de un sistema institucional vacío y desalmado.
Es también advertencia para los intelectuales y científicos. Que la  realidad no puede ser simulada en el debate presuntuoso de la academia. Que las teorías son solo intentos, siempre  imperfectos y provisorios de la realidad. Que solo la lucha política de los pueblos construye el relato que mueve su destino. Que, es por lo tanto hora de aprender a dejar los gabinetes para acompañar esa lucha.
Las jornadas que comenzaron el 1 de enero del 2012 con las campanas de la iglesia de Famatina, el aguante en el corte, las guardias de 24 horas, el cansancio y la entrega, la alegría de los que saben porque luchan, el miedo y el alivio de otro amanecer, las marchas simultáneas en 6 provincias del 12 de enero, los cantos del Munchi Navarro y de multitud de artistas, las marchas multitudinarias en Famatina y La Rioja el 16 de enero. Nos hablan que la voz del pueblo se expresa de muchas maneras pero que todas se cruzan en el ávido deseo de justicia y de felicidad.


Tenemos un alma en oferta que nunca vendimos


Andrés Carrasco     

miércoles, 11 de enero de 2012

Conflicto en el CONICET

CONICET, ejemplo de la colonialidad.

En 12 años no se había registrado con estas características, una protesta de becarios y científicos apuntando a la gestión del CONICET. Una demanda que por su intensidad anuncia un subsuelo de conflictos anticipando el agotamiento de la versión virtuosa de la actual de la política de ciencia y técnica, como no sea el incremento presupuestario destinado al sector y a la mejora indiscutible de los salarios de todos los estamentos. Aumento necesario, pero insuficiente para acordar con la política de subsidios, su distribución, programas e instrumentos, los sentidos y criterios desarrollados en los últimos años sobre la mercantilización del conocimiento o la autocelebración de Tecnópolis.
Un número superior a 350 becarios junto con un escaso conjunto de científicos se manifestaron frente a la institución, cortaron la avenida Rivadavia frente al 1917 y deliberaron por horas en dos ocasiones buscando respuestas de las autoridades del CONICET y del Ministerio que no estuvieron a la altura del discurso público oficial.
Concientes de que la política puede ser desafiada desde lo político, exigieron desde la calle -como es esperable- no solo incremento de presupuesto para ampliar el numero de becas (quedaron mas de 1600 doctores sin acceder a las becas posdoctorales o ingreso a la carrera) sino que denunciaron la manipulación de los ordenes de méritos y la falta de transparencia y arbitrariedad habilitada por la ausencia de criterios en la evaluación y proceso de selección. Pero además hubo desazón y rabia por la inaceptable discriminación política y arbitrariedad manifiesta ejercida contra algunos postulantes.
Nada de esto es nuevo en una institución que se adopto formas elitistas, se mimetizó por afinidad y vicio de origen o por oportunismo político, con el poder de turno. Tampoco ayudaron la presencia de vallas frente al CONICET con la guardia de infantería dentro de las mismas, protegiendo la entrada. El despliegue de esta estética –producto del temor que es camino al autoritarismo- nunca había sido vista en democracia en el sector de CyT , y desmiente sin pudor, la tan mentada democratización institucional.  Además deja en claro que las actuales políticas no son producto de la relación de fuerzas sino de planes claramente dibujados para sostener el “modelo”.    
Por eso un vicepresidente del directorio del CONICET distribuye entre los  investigadores del CONICET, un mail que claramente intenta disciplinar marcando los limites de la relación de estos en el debate publico de opiniones en los medios (http://andresecarrasco.blogspot.com/2011/12/carta-abierta-hay-censura-y.html). Las advertencias presentes en ese correo firmada por el Dr. Siñeriz, aparece el inicio de un disciplinamiento dirigido a cercenar la diversidad en la discusión de potenciales temas controvertidos que son la tensión del conocimiento entre la elección del camino a la emancipación y del orden regulatorio que clausura la diversidad, la solidaridad y el pensamiento critico. Por eso el directorio intenta ocluir sus errores enojándose por la denuncia de dictámenes impregnados de discriminación política sobre el postulante Daniel Harari, como aquel escandaloso dictamen del CONICET sobre la producción intelectual de Leon Rotzichner acusándolo de marxista. Por eso las autoridades pueden admitir que el ajuste en los cargos disponibles no es asunto de presupuesto sino de una política bajada del ministerio del área como forma de forzar a los nuevos doctores formados por el sector publico a salidas laborales en trabajos del sector privado. Lo afirma el programa del FONTAR-Mincyt, que dispuso 10 millones de dólares para pagar los salarios y cargas laborales a doctores que decidan –o puedan- encontrar un puesto en el sector privado. Esta estrategia fue un instrumento central en las políticas neoliberales de los 90 un claco de lo que sucedió en marzo de 1997 con el ingreso a carrera.
Cuando el discurso oficial declara que hay que “pasteurizar” la ciencia -un reduccionismo rampante en la interpretación de la historia de la ciencia- asume que restringir o transferir presupuesto al sector privado son instrumentos que dan la medida del conocimiento definido como la cantidad de bienes transables capaces de ser puestos en la góndolas del mercado. Reduccionismo de un cientificismo productivista y una anacrónica inspiración secular del salvacionismo de Augusto Comte.  
La política del conocimiento entendida como mercancía que satisfaga las necesidades de los procesos extractivos e industriales dependientes, pone otra vez la atención en  aquel exabrupto de Cavallo cuando mando a los científicos a “lavar los platos”. Vemos una continuidad con aquel momento. Al consolidarse el cientificismo productivista de los 90 (ahora con acento extractivista) la concepción cavallista también perdura en la intención de debilitar el debate universitario dando paso a emprendimientos concebidos para trasvasar recursos no solo a empresas sino a centros de investigación que adhieren al modelo de la Big Science de clara inspiración empresarial. Un ejemplo de esta política es el CONICET proyectando una inversión de cerca de 600 millones de pesos en construcciones dirigida a la concentración de recursos en los pooles de ciencia a la usanza de los países centrales. Esta lógica busca un cambio definitivo de sentido donde el conocimiento pasa definitivamente a través de reformas estructurales e institucionales a ser controlado por el capital global.
Es contradictorio que en este momento desde el “revisionismo histórico” se critique estudios historiográficos de investigadores del CONICET con un cientificismo universalista y neutralista opuesto al encuadre epistemológico impulsado por el flamante Instituto Manuel Dorrego, mientras por otro lado fortalece un cientificismo productivista fundamento del neoliberalismo que legitima el modelo neodesarrollista, extractivista y extranjerizante.

Es novedoso que el conflicto planteado no gire alrededor de “restricciones presupuestarias” sino como emergente de la política oficial de formación de recursos humanos diseñada para satisfacer las demandas de modelos transnacionales que requieren determinado tipo de profesionales doctorados. Se tendra en cuenta que el sector privado capaz de absorber saberes funciona como una “maquiladora” para tener ingenieros armando computadoras, y biólogos haciendo control de calidad en procesos productivos estandarizados?. Mano de obra gratis –pagada por el estado- para la demanda de la góndola global. Las “maquiladoras” condicionan planes curriculares y requerimientos tecnológicos (como lo hace Monsanto y Syngenta en la carreras de ciencias agropecuarias) para sostener planes de negocios diseñados en otras partes del planeta. Pero también para fortalecer el relato del “progreso” que ocluya el debate sobre el sentido de un modelo de desarrollo que profundiza la dependencia.
Es en el control de la organización disciplinar y de la formación de los profesionales que vemos es un objetivo de legitimar la “sociedad del conocimiento para el mercado”. Los ejemplos  del INDEC, del INTI, los mecanismos institucionales de ingreso a la actividad académica y la interpretación de la ley antiterrorista están cada vez mas ligados a la necesidad de impulsar silencios por cooptación o por miedo en los trabajadores del conocimiento. Silencio necesario para esta suerte de centralismo “democrático” que aspira recorrer el camino del modelo de país, sin un debate que desafíe su lógica. Sutiles formas de criminalización de la disidencia que se impone acallar las voces alternativas que cuestionen el papel del conocimiento de un “progreso” tecnológico que profundiza y refuerza un modelo neocolonial.
Es una etapa del capitalismo que necesita instituciones productoras de conocimiento endogámicas, con discurso único, indefensas, carentes de sentido critico, obsecuentes en la celebración del discurso oficial y dispuestas a satisfacer al poder de turno y a las lógicas de la globalización hegemónica. Que mejor y más fácil que comenzar con el CONICET.


ANDRES E CARRASCO
Investigador Principal CONICET. Profesor UBA
Ex Presidente del CONICET